El segundo de los tres factores que inciden en el correcto valor de exposición de una foto, el diafragma (recuerdo que los otros dos son la velocidad de obturación y la sensibilidad del sensor) es, de alguna manera, el gran olvidado en la fotografía de acción y deportiva.

El diafragma se encuentra en el interior del cuerpo de las lentes que montamos sobre nuestras cámaras.

Como sabemos, el diafragma,  aunque realmente hay que decir apertura del diafragma, indica la intensidad de luz que llega hasta al sensor  de la cámara. La apertura del diafragma, denominada también número «f» pueden ser pequeñas (números «f» altos: f30-f22-f20-f16…) o grandes (números «f» bajos: f2.8-f4.5-f5.6…) Por tanto, a mayor apertura más luz incide en el sensor, pero cuidado cuando uséis las aperturas mayores (f bajos)  de la cámara pues seguramente aparecerán distorsiones en la imagen debido a aspectos puramente técnicos de los objetivos. Por lógica, el diafragma está asociado a la velocidad de obturación de la cámara, de forma que en condiciones normales la variación de uno de ellos implicará una variación «similar» del otro, pero en sentido contrario. Hablar del diafragma comporta hacer referencia de otro concepto de vital importancia en la fotografía: la profundidad de campo.

La profundidad de campo se aplica a la zona de nitidez aparente de la imagen. La denominamos aparente porque el único punto nítido puro es aquel donde la cámara enfoca, y tanto por delante como por detrás de él la nitidez ya no será del 100%. De todas formas, es posible que esté tan cerca de este porcentaje que a simple vista nos lo pueda parecer.

Para tratar de explicar la forma con la que el diafragma hace llegar la luz al sensor no me he roto mucho la cabeza con una composición complicada. He cogido dos videos de orquilla racing, los he colocado sobre la mesa de mi salón y he enfocado sobre el 207 de David Pérez de la portada. Ambas fotos les llega la misma luz al sensor pero el resultado de la imagen es claramente distinta). Para la primera foto, utilizo un f22 y para la de más abajo un f2.8. Obviamente lo que he variado en las exposiciones para que ambas tengan la misma cantidad de luz es la velocidad. Como explicaba antes, un paso más de diafragma equivale a un paso menos de velocidad para que la escena quede correctamente expuesta, para la primera la velocidad es 1/40 y para la de abajo 8 segundos.

Aunque la profundidad de campo viene determinada por el diafragma, el tipo de objetivo y la distancia de la cámara al sujeto, nosotros vamos a concentrarnos  en los efectos causados por el diafragma. Si lo abrimos -recordemos: números f menores-, disminuye la profundidad de campo, y si lo cerramos, aumenta. Esto al principio parece muy lioso, pero con un poco de práctica se convierte en algo muy simple.

El desenfoque, puerta abierta a la creatividad

Una de las diferencias que hay entre fotógrafos  «amateurs» y fotógrafos avanzados es el uso creativo de la profundidad de campo. Los fotógrafos más novatos piensan que una foto es buena si todo esta nítido, es decir, que tenemos profundidad de campo desde el primer plano hasta el infinito, independientemente del tipo de foto que estemos haciendo. Esta certeza puede ser correcta en caso de paisajes, por ejemplo, donde no hay un plano que tenga especial relevancia sobre los demás.

Lugar: central eléctrica de Castrelo, La Coruña, mi chica y yo. Valor de exposición: 1/160 - f14 - ISO 200. Valor "f" alto para dar nitidez a toda la imagen. En este caso, al haber buena iluminación, se puede exponer la foto tanto con velocidad como diafragma alto. Cuando las condiciones de luz no lo permiten hay que sacrificar una de ellas. Esta foto no las hizo mi gran amigo Jorge Montero (El gallego) que nos atendió de lujo en su tierra.

Sin embargo, en los retratos la profundidad de campo y el desenfoque diferencian una foto con fuerza de una foto plana. La mejor forma -y muchas veces la única- de llamar la atención del espectador sobre un punto concreto es dejar ese punto nítido y desenfocar todo lo demás.

Retrato de mi chica, no creo que le haga mucha gracia que utilice su foto, pero bueno..... Valor de exposición: 1/800 - f3,2 - ISO 200. Diafragma muy abierto (valor f muy bajo) unido a una distancia focal larga (200mm) poca profundidad de campo. Sólo sale nítido el plano del punto de enfoque. En este caso los ojos. Tato el fondo como el primer plano (su hombro) salen desenfocados.

La mejor forma de emplear con profesionalidad el desenfoque es usando el modo manual, aunque para empezar será mejor que usemos la prioridad a la apertura. Este modo es sencillo y práctico: a una apertura que nosotros fijamos, la cámara elige la mejor velocidad de obturación. Así, podemos seleccionar un diafragma muy abierto para desenfocar un fondo y olvidarnos de él. Aunque parece sencillo, hay que tener un ojo puesto en la velocidad de obturación, pues si hay carencia de luz la velocidad puede ser demasiado lenta y si no nos damos cuenta aparecerán trepidaciones en la imagen (vibraciones que se traducen en escena  poco nítida)

No siempre es necesario tener foco en toda la imagen. Dejar sólo nítido el punto que nos interesa en una foto también tiene su encanto. Valor de exposición: 1/800 f5,6 ISO 400

Pero las grandes aperturas no son el fin del mundo, los diafragmas cerrados también tienen su utilidad. Nos permiten, por ejemplo, reducir la intensidad de la luz que llega al CCD, forzando a la cámara a usar velocidades de obturación lentas para poder captar el movimiento en la toma.

Lugar: circuito del Jarama. Rallye Shalymar 2009. Jorge Montero. Valor de exposión: 1/60 - f22 - ISO 200. Un f22 (alto) unido a una distancia focal corta (15mm) equivale a una gran profundidad de campo.

Además, y siguiendo con la profundidad de campo, los diafragmas cerrados nos darán nitidez en una amplia zona de la imagen. Esto nos es útil para fotos donde ningún plano prevalece sobre el resto, como puede ser un paisaje o una foto de un gran grupo de personas. Pero por si fuera poco, un diafragma cerrado nos va a permitir hacer con facilidad tomas de sujetos que se acercan o alejan de nosotros. Esto lo lograremos porque aunque tardemos en disparar después de enfocar y el sujeto haya variado su posición, aún seguirá (depende de lo cerrado que esté nuestro diafragma) en zona de nitidez. El diafragma lleva a un mundo que a vosotros os toca descubrir.

El diafragma funciona de forma similar al ojo humano, podéis hacer la prueba. Poned vuestro dedo delante de la  cara, tratad de enfocarlo con los ojos abiertos del todo. De esta manera veréis perfectamente nítido vuestro dedo pero completamente desenfocado el fondo. Si empezáis a cerrar poco a poco los ojos sin dejar de enfocar vuestro dedo podréis comprobar como poco a poco el fondo lo  empezais a ver con más nitidez.